Mis padres se conocieron en España, mientras estudiaban un postgrado. Papá-Manu es colombiano, Papá-Alvaro es peruano y Papá-Chalo es argentino. Como dice ese cuento: "Agradece que yo no ladre!" :)
Mientras estudiaban y hacían sus trabajos en grupo, poco a poco ellos fueron creándome en sus cabezas. Y cuando terminaron la maestría y regresaron cada uno a sus casas, empezaron a trabajar seriamente en mi.

Una de las primeras cosas que hicieron fue reclutar a Papapa-Robby, otro peruano que es un creativo que sabe mucho de marketing, branding, digital y esas cosas.
Entre los 4 terminaron de gestarme. Dicen que tengo los ojos de Papa-Manu, la nariz de Papa-Alvaro, la boca de Papa-Chalo y la voz de Papapa-Robby. (Repito: agradece que no ladre!)
Y me bautizaron: OLIVER. Ese soy yo.
Un hijo de la multiculturalidad latinoamericana, de la amistad, buena onda y de las ganas de hacer algo positivo por las sociedades en las que vivimos.